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martes, 30 de enero de 2018

HUELLAS DEL PASADO: La Venus de Curayacu

Esta pieza de cerámica (1800 a 1300 a.C.) fue encontrada en el yacimiento arqueológico de Curayacu en el distrito de San Bartolo, al sur de Lima en 1956. Denominada la Venus de Curayacu - una palabra que en quechua significaría ‘agua que cura’- estaría vinculada a la Cultura Chavin. Representaría a la fecundidad, tanto humana como de la tierra, tal como sucedió en diversas culturas neolíticas del Viejo Mundo, donde se hallaron las primeras representaciones de la figura humana, tanto en el Asia Menor (Mesopotamia) así como en el centro de Europa (la Téne y Hallstat), en forma de mujeres gordas y obesas. Son las llamadas ‘Venus paleolíticas’. En el caso del Perú, a similares representaciones se le bautizaron de la misma manera, aunque no tengan conexión alguna entre si. Como sabéis, el desarrollo de la alfarería durante el Período Inicial o la Época Formativa Antigua entre el segundo y el primer milenio a.C. ha sido documentado en varios lugares de los Andes Centrales: Pandanche en la sierra de Cajamarca, Guañape en la Costa Norte, Ancón y Curayacu en la Costa Central, y Kotosh en las laderas orientales de los Andes. Casi todos estos sitios tenían una ocupación continua durante el Período Formativo. Como en el caso de Curayacu en San Bartolo, donde las excavaciones realizadas por Federico Engel descubrieron una serie de objetos del estilo Chavín Clásico en la misma área donde se descubrió la citada estatua. Al respecto, la revista especializada "Archaeology" (Volumen 9, No. 2, 1956) publicó un reporte preliminar acerca de las investigaciones realizadas en ese tiempo en el sitio arqueológico de Curayacu. En la descripción de los hallazgos se da cuenta de la existencia de fragmentos de grandes figuras de cerámica que representan a hombres y mujeres en estilo chavinoide. “Estas figuras suelen tener entre 40 y 50 cms. de alto y están suavemente pulidos en blanco o rojo. Pero el hallazgo más sorprendente fue una estatuilla de terracota de color rosáceo, de 47 cms. de alto, la cual fue bautizada como la Venus de Curayacu. Se encontraba en buen estado de conservación y sólo le faltaba el pie izquierdo. Si bien el cuerpo en si es bastante tosco, la cabeza y el rostro muestran por el contrario una excelente técnica, que le dan una curiosa apariencia. En la parte trasera de la figura se muestra un largo cabello lacio con incisiones de líneas pintadas de \negro y que terminan en forma horizontal y está dividido en dos debajo de la oreja, cayendo un lado sobre cada hombro. Con excepción de las piernas cortas y los pies - muy maltratados por cierto - la figura en si esta bastante pulida" preciso el reporte publicado ese año. Si bien algunos investigadores creen ver una ‘conexión’ formal y estilística entre la Venus de Curayacu y la también llamada Venus de Frías (perteneciente a la Cultura Vicús, en la sierra de Chulucanas, Piura), ambas difieren entre si, porque la ultima de las nombradas es de oro y pertenece a un periodo cronológico posterior. Expuesta durante algunos años en el Museo del Louvre, en Paris, hoy se conserva en Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, como un testimonio de su pasado :)
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